La mayoría de nosotros lo hemos experimentado: una mañana muy productiva terminando proyectos y estamos llenos de energía. Entonces el reloj marca las 2 de la tarde y te das contra la pared, estás en tu mesa del trabajo y sueñas con bajar las persianas, meterte debajo de la mesa y echarte una siesta, ¡apenas puedes mantener los ojos abiertos! Si descubres que a menudo te quedas sin energía y te preguntas cómo vas a pasar el resto del día, puede que tengas que examinar detenidamente lo que comes, o lo que no comes. Quieres mantenerte alejado de los donuts y de las borracheras de cerveza del fin de semana, pero modificar tu dieta para tener más energía puede seguir siendo beneficioso. ¿Qué causa esta fatiga? La mayoría de las veces, puede deberse a uno o varios de tus hábitos o rutinas diarias. Suele ser consecuencia del esfuerzo físico, los malos hábitos alimentarios, el estrés emocional, el aburrimiento, la falta de sueño o el peso.
He aquí unos sencillos cambios en tu estilo de vida que te ayudarán a recuperar la vitalidad y a aumentar tu energía.
- Come comidas pequeñas cada 3 ó 4 horas – Esto mantiene tu metabolismo elevado y tus niveles de energía al máximo. Tu cuerpo quema calorías para digerir las calorías que comes. Comer a intervalos más largos no proporciona a tu sistema digestivo un buen entrenamiento
- Sé activo durante el día – En el trabajo, en lugar de enviar correos electrónicos o mensajes de texto, acércate a la mesa de tu compañero. Sube por las escaleras en lugar de utilizar el ascensor. Levántate cada hora y camina
- Desayuna bien – Tu cuerpo lleva 8 horas hambriento y necesita comida. Tomar un desayuno equilibrado en PFC (proteínas, grasas e hidratos de carbono) evita el pico y el bajón de azúcar y te proporciona energía sostenida. Vigila tu ingesta de hidratos de carbono: un panecillo grande puede tener más de 90 gramos de hidratos de carbono, ¡lo suficiente para que te quedes dormido antes de terminarlo! Cuando te saltas el desayuno, tu cuerpo entra en pánico porque piensa que se muere de hambre y almacena la siguiente comida que ingieras en sus reservas de grasa.
- Toma un tentempié – ¿Aún no es la hora de comer? Toma un tentempié para aumentar los niveles de energía. Prueba con una onza de queso, un puñado de frutos secos u otro tentempié rico en proteínas para mantenerte alerta
- Evita el azúcar – Un poco de azúcar puede hacer mucho, pero en la dirección equivocada. Consumir algunos dulces puede proporcionarnos un subidón de azúcar que sólo nos conducirá a un bajón de azúcar, provocándonos aún más sueño
- Mantente hidratado – Para evitar la deshidratación y sus efectos secundarios somnolientos, sigue bebiendo a sorbos. Bebe mucha agua (procura beber entre 11 y 16 vasos de agua al día) o agua con gas y limón
- Haz ejercicio regularmente – No es necesario ir al gimnasio para hacer ejercicio. Haz algo que te guste, como tenis, natación, yoga, Pilates, Zumba, correr, montar en bicicleta o bailar. Si combinas diversión y forma física te mantienes motivado y con energía
- Duerme lo suficiente – La falta de sueño provoca aumento de peso y te cansa con facilidad. Hay estudios que sugieren que la privación de sueño hace que tanto la leptina (hormona de la saciedad) como la grelina (hormona del hambre) funcionen mal, dejándote con la sensación de no estar suficientemente lleno o haciéndote sentir hambre incluso cuando puede que no necesites comida.
Si te sientes cansado a menudo, es hora de que revises tus pautas de sueño, tu dieta y tu estilo de vida. Prueba primero estos cambios y, si sigues sintiéndote aturdido, acude a tu médico.